El Foro Económico Mundial publicó a inicios de septiembre los resultados del Índice Global de Competitividad, el cual evalúa el panorama en materia de competitividad a nivel mundial mientras provee información sobre los controladores de la productividad y prosperidad de 144 economías para el año 2015 en base al 2014.
Para este año, Costa Rica se ubicó en el puesto 51. Esto significó un avance de 3 puestos en tan solo un año, y de 10 en los últimos 3 años (Mesalles, 2014). La Administración Chinchilla, si bien cometió errores basados en su falta de claridad, enfatizó su política económica en mejorar los factores que incidirían eventualmente en la evaluación de los pilares de competitividad del país. Salud y Educación son dos aspectos que se resaltan en el estudio.
Sin entrar a discutir los grandes retos que aún empañan estos ámbitos, el Índice también apunta debilidades, sobre todo en el sector público. El desbalance fiscal es uno de ellos. De 144 países nos ubicamos en el puesto 116.
La aprobación del proyecto de presupuesto nacional para el próximo año ($7,96 billones) que se discute en la Comisión de Hacendarios de la Asamblea Legislativa y que deberá ser aprobado antes del 30 de noviembre próximo, entra a jugar un rol determinante en el futuro de la competitividad fiscal del país. La razón es la siguiente: el plan de gastos para el 2015 del Gobierno de Luis Guillermo Solís presenta un incremento de un 13,6% para el sector Educación, un 9,8% para Salud y una duplicación de los recursos para atención social. Aunque los motivos son bien intencionados, el 47% será financiado con deuda (emisión de bonos por parte del Ministerio de Hacienda), lo cual representará erogaciones en intereses que pasarán de un 18% a un 22% en la participación relativa dentro del presupuesto. Ese incremento ocasionará que el monto por intereses se convierta en una espiral de crecimiento que provocará a futuro un estrujamiento en el financiamiento de los sectores que han colocado a Costa Rica en los rankings de competitividad donde se encuentra actualmente, además de que se pueden encarecer tanto los préstamos que realice el Gobierno como los presupuestos futuros. Este nivel de deuda implicará consecuencias negativas cuando las tasas de interés aumenten. Recortar viajes, comidas, alquileres y propagandas no será suficiente para compensar un déficit fiscal proyectado del 6,7% del PIB para el 2015, donde en “desperdicio en el gasto público” nos ubicamos en el puesto 120.
El Índice también apunta a los pésimos niveles de calidad en infraestructura portuaria y de carreteras. El aumento que se destinará en este rubro para el próximo año será de un 13%, aunado a la ejecución de créditos con organismos financieros internacionales, como por ejemplo el préstamo con el Banco Mundial para ejecutar obras del proyecto Limón Ciudad Puerto.
El Informe de los 100 días del Ministerio de Comercio Exterior nos da luces sobre la política comercial que implementará de ahora en adelante el Gobierno de Acción Ciudadana. Si bien no presenta cambios radicales en relación a la Administración anterior (ingreso del país a la Alianza del Pacífico, ingreso a la OCDE, etcétera), la aplicación efectiva de los acuerdos comerciales será esencial para el ascenso en los índices de competitividad, íntimamente ligado al eventual mejoramiento en aspectos como infraestructura para la exportación y la garantía de seguridad jurídica para el sector privado (reducción de trámites para emprendimientos y de costos de operación).
Lamentablemente, no todo es una ruta de la alegría. Provincias históricamente marginadas como Guanacaste deberán de asegurarse un lugar en los puestos de competitividad nacional por medio de una excelente representación en las comisiones especiales creadas en el Parlamento para estos efectos, así como del establecimiento de Inversión Extranjera Directa en Zonas de Menor Desarrollo Relativo y del encadenamiento productivo en Cadenas Globales de Valor (CGV). En cuanto a infraestructura, la apuesta por una terminal de exportación eficiente en el aeropuerto de Liberia y la construcción de la carretera Cañas-Liberia son dos variables que incidirán a largo plazo en el del desarrollo de la provincia.
Finalmente, los retos que se le presentan al señor Presidente de la República no son fáciles de asumir, pero confiamos en el trabajo que pueda llevar a cabo la clase política en conjunto con los sectores sociales, productivos y la sociedad civil para colocar a Costa Rica en la senda de la prosperidad económica.
Esteban Chaves Martínez
Estudiante de Administración Aduanera y Comercio Exterior, Universidad de Costa Rica.
Email: estebanchavesm@hotmail.com